Recuerdo que siendo una niña muy pequeña, sentía que todo era posible. A mi manera claro, creía que existían hadas y elfos. Que venían para ayudarte y concederte deseos.
Luego pasaron los años, vino mi etapa laboral y mis años en la universidad. Donde todos luchábamos por hacernos un camino y culminar nuestros sueños y metas. Y ahí, yo aplicaba “El Secreto”, porque todo lo que emprendía, lo lograba.
Y si quieres quedarte acá en Mi Blog, escuchandome, también puedes hacerlo. Acá abajo tienes el audio.
Y era así, que yo tenía mis sueños, muy bien definidos y guardados en mi corazón. Sin embargo, la vida me hacía vivir situaciones que yo no quería. Recuerdo que eran experiencias difíciles. Pero muy dentro de mí, cuando sentía que no podía más, aparecía mi “Yo superior”, diciéndome que era por mi bien. Y que todo hacía parte de un aprendizaje y que era necesario vivirlo.
Cuando llegaron las pérdidas materiales y emocionales, las fui asimilando poco a poco. Pude sentir que era una manera que tenía – El Universo – de ayudarme a cortar con etapas que ya no sumaban en mi vida. Y que nuevamente, eran sólo aprendizaje y debía avanzar.
Y así, fui capaz de entenderlo, de saber que tenía que renunciar a ciertas cosas, si quería conseguir otras. Vaciarme de todo lo que era en ese momento y volar hacia mi nueva vida. Y sabía que “El Secreto” me acompañaba, aunque yo no sabía su nombre ni su técnica.
De aquello, han pasado casi 20 años, durante los cuales me dediqué a trabajar en el mundo de las finanzas y la contabilidad. Hasta que un día decidí dedicarme realmente a lo que me hacía más feliz y a estar conectada con mi ser interior: la Medicina Natural, la Alimentación Consciente y la Medicina Tradicional China, El Tarot, Los Registros Akashicos, El Yoga…
Y ahora, estoy aquí, agradecida con mi familia, con mi yo superior y con toda la gente que ha ido apareciendo en mi camino. Algunos como maestros para instruirme, otros como maestros para enseñarme a través de experiencias de crecimiento.
Y otros, que ahora incluso, me llaman “maestra”. Todas esas vivencias las guardo con amor y agradecimiento Y lo mejor, de todo, que aún yo sigo siendo la pequeña niña que sigue persiguiendo sueños y ante todo una – eterna aprendiz-.
¡No vemos pronto y deseo de corazón que “Todo esté bien en tu Mundo”!
Gracias por leerme,
Un abrazo, Fabiola